De las cuatro emociones básicas solo una es positiva, aunque tal es el poder de la alegría, que si la cultivamos y nos enfocamos en ella, nos hace capaces de superar aquellas emociones que nos llevan a estados de ánimo y sentimientos negativos.

Normalmente nos ponemos alegres cuando nos sucede algo agradable: ¿Cómo permanecer alegres independientemente de lo que ocurra fuera?

Cierra los ojos y siente tu respiración. Date cuenta de que existes, de que estás vivo. Aprecia en ti el regalo de la vida, una vida que surge sin esfuerzo alguno por tu parte. Siente la alegría de existir, y la oportunidad de poder apreciar todo lo que te rodea: disfruta del sol, o de la lluvia, del agua que apaga tu sed, del sonido de los pájaros, de una flor, de una compañía amiga… Momento a momento, la vida nos trae miles de instantes que pueden hacer nacer en nosotros la alegría.

La alegría nos mueve a la acción. Una mirada alegre y positiva a lo que nos ocurre, sea lo que sea, nos permite disfrutarlo, o también superarlo. La alegría interior es la fuerza más poderosa para vencer los obstáculos. Y esa misma alegría interior es la fuente de nuestra felicidad.