Comenzado el otoño, llega la fiesta de Todos los Santos que celebramos día 1 de noviembre. Esta celebración surge de la cultura celta y la tradición de recordar a los difuntos coincidiendo con la llegada del mal tiempo y el encierro del ganado. Más concretamente, de la fiesta conocida como Samhain.
La llegada de los cristianos al territorio de los celtas favoreció la difusión de Samhaim a otras tierras y con el paso de los años adoptó unas connotaciones religiosas de las que originariamente carecía.
En el siglo IX, el papa Gregorio IV estableció el 1 de noviembre como el día de Todos los Santos, una fiesta para hacer presentes a los difuntos con oraciones y la visita a los cementerios.
Hoy queremos tener un recuerdo especial hacia todas aquellas personas que nos han precedido, que hemos amado y que ya no están entre nosotros: familiares, amigos y vecindarios.