Las personas nacemos dotadas de la capacidad de “darnos cuenta”. Una capacidad que nos permite conocer el mundo externo, nuestro mundo interno, y regular las relaciones con los demás.

El confinamiento ha reducido el mundo externo a las paredes de nuestro hogar. Se limitan los estímulos, y muchos de ellos nos llegan a través de las pantallas de los medios digitales y la televisión. Estamos viviendo una situación que no hemos elegido, y está fuera de nuestro control; la mente se revela, se resiste, y sufrimos.

Ante los acontecimientos de la vida que no nos gustan, no estamos indefensos. Tenemos la capacidad de “darnos cuenta”, que nos permite conocer no solo lo que ocurre fuera, también lo que ocurre dentro de nosotros.