La autoestima es la base sobre la cual construimos nuestra relación con nosotros mismos y con el mundo. Ayuda a valorarnos, a confiar en nuestras capacidades y a afrontar los retos con seguridad.
Hoy, Día Mundial de la Autoestima, queremos recordar la importancia de mirarnos con buenos ojos, sin juicios ni comparaciones, y de aprender a reconocer nuestro propio valor.

Vivimos en una sociedad donde a menudo buscamos la aprobación externa, especialmente a través de las redes sociales. Contamos los “me gusta”, esperamos comentarios positivos y, a veces, nos medimos en función del reconocimiento que recibimos del exterior. Pero, ¿es eso realmente lo que nos define? Nuestro valor no depende del número de seguidores ni de la opinión de los demás, sino de cómo nos vemos y nos sentimos con nosotros mismos.

Creer más en nosotros significa aceptarnos tal y como somos, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades. No somos perfectos, ni hemos de pretender serlo. Aprender a reconocernos implica ser conscientes de nuestras emociones, nuestros límites y nuestras necesidades, y darnos permiso para ser quienes realmente somos, sin máscaras ni apariencias.

Cuando nos valoramos por lo que somos y no por lo que los demás esperan de nosotros, nos liberamos de la presión de cumplir con estándares irreales. La autoestima no consiste en sentirse mejor que los demás, sino en quererse sin comparaciones. Todos tenemos un valor único e irreemplazable.
Además, querernos a nosotros mismos permite que podamos querer mejor a los demás. Cuando nos aceptamos y nos respetamos, también somos capaces de ver y valorar la belleza y las cualidades de las personas que nos rodean.

Por eso, el lema de este curso, “Quiérete y ama”, nos recuerda también hoy que la autoestima no solo nos beneficia individualmente, también enriquece nuestras relaciones y nuestro entorno.
Apostemos por dar un paso más y trabajar de verdad nuestra autoestima, haciéndola más fuerte y saludable. Empecemos por hablarnos con amabilidad, por celebrar nuestros logros, aprender de los errores sin culpa y recordarnos, cada día, que somos valiosos tal como somos.